Mejorar La Ciudad Desde La Danza

Gaviria Hurtado
Subdirectora de equipamientos culturales del Idartes, Bogotá

¿Qué es la danza para usted, y cuál ha sido su experiencia con este arte?

“La danza ha sido mi vida: es todo lo que genera el movimiento del cuerpo, es comunicación, disciplina, amor, fortaleza, belleza. No es sólo estar en un escenario, sino que es la vida entera, es estar conectado con uno mismo: ya sea que uno esté haciendo gestión, produciendo, coreografiando o dirigiendo. (…) Tuve una beca en la Southern Methodist University de Texas, y estudié un pregrado en danza. (…) Yo no podía creer lo afortunada que era. A raíz de eso definí que quería estar en Colombia. (…) Me enamoré del trabajo de Tino Fernández, y sentí que eso era lo que yo quería hacer en mi vida: un trabajo desde las emociones, desde la comunicación, desde la cotidianidad, y no tanto desde el virtuosismo. Hice una carrera con L’Explose –no solamente carrera, sino también familia. Fui totalmente feliz (…) y bailé con ellos hasta 2011, que tuve una operación de rodillas que me sacó de combate. Empecé una carrera en la gestión pública desde 2011 en Idartes, primero en la Casona de la Danza, luego como Asesora de Circulación y Creación en la Gerencia de Danza, luego fui Gerente de Danza tres años, y luego abrí mi compañía de producción escénica (me encanta la producción). Desde el año pasado estoy en la Subdirección de Equipamientos Culturales del Idartes, muy contenta, aprendiendo sobre teatros, programación, infraestructura y sostenibilidad. He hecho  producción, coreografía, formación, he sido intérprete, maestra y he hecho gestión: ha sido una vida en la danza.”

¿Cómo ve usted el contexto de la danza en Colombia?

“Yo entré a la escena de Bogotá a ser profesora de grado en la ASAB (…). Tuve tres generaciones de bailarines (…), y pues empiezo a ver los cuerpos, a ver como son casi todos bailarines tardíos, pero con una pasión y con unas ganas de bailar muy parecidas a las mías. También empiezo a ver cómo las compañías tienen una vida tan difícil porque son muy dependientes todas de los apoyos del Gobierno, del Distrito, del Ministerio de Cultura, para poder financiarse. Empezar a vivir como bailarina es una realidad económica durísima, muy fuerte, pero estás feliz con lo que estás haciendo. [En] 2011 se me abre el panorama, porque uno al entrar a la Gerencia de Danza en el Distrito empieza a ver mucho más (…); uno empieza a ver también las dificultades. Cuando uno entra a lo público se da cuenta de lo difícil y de lo compleja que son la burocracia y el manejo de los dineros públicos, y uno empieza también a preguntarse: cuando yo estaba afuera, ¿qué era lo que quería que se hiciera? Empiezo a pensar cómo mejorar las cosas para las personas que están viviendo lo que yo viví hace poco. (…) Uno empieza a ver unas realidades que afectan no solamente a los bailarines sino también a los coreógrafos, a los productores, a toda la cadena de producción de la danza, y eso implica también ampliar la mente para ver cómo una ciudad, desde la danza, se puede ir mejorando. Tuve la oportunidad de contribuir en la realización del festival Danza en la Ciudad, y de ser Gerente de Danza de Bogotá. Desde el Idartes logramos crear la Compañía de Danza Residente del Teatro Jorge Eliécer Gaitán. Hubo también una sinergia con el Teatro Mayor, donde apoyamos la creación de Alma en Movimiento en 2015. En este momento, es muchísimo lo que está pasando, hay muchísimos bailarines que se están graduando, personas que se toman la danza como una opción de carrera, una opción de vida seria, y nosotros desde el Distrito tenemos un compromiso, para que se puedan crear un montón de oportunidades, (…) y para generar espacios más amplios para la danza en todas sus dimensiones.”