La mujer que no quería volverse adulta
Quiso ser cantante lírica, porque su abuela Sylvia Moscovitz era tremenda profesora de canto. Era lo mínimo que podía hacer, volverse una estrella del tamaño de los sueños de la bella brasileña que llegó a Colombia en 1952. Pero, pero, su voz no daba. Y las exigencias de este mundo operático tampoco la hacían muy feliz. Era como el ballet, tan duro, tan competitivo, tan cargado de sacrificios. No, no quería quedar amarrada a esas reglas tan estrictas desde niña. De eso no se trataba la niñez, pensó.